Éxodo 22, mi ira se encenderá y os matara a filo de espada.
Hola
Pichín, hace algún tiempo que nos conocemos, bueno, que te conozco.
Cinco
o quizás seis años, es posible que alguno
más
Tengo
que decirte que añoro el primer día que llegaste a mis manos… Oh! … Me dije, un
tomate parlanchín.
Aquel
primer día de septiembre del 2014, cuando a través de Sundi buscabas
información sobre el templo del Dios Mon. Yo alucinaba, entenderás mis motivos…
Un tomate. Y quise seguir tu historia, tu recorrido.
Fue
en noviembre cuando reapareciste, en este momento, entre monos, Sundi
continuaba contigo, avisándote de los peligros que tú no podías ni sospechar
que existían. Pichín, Pichín… que locura era aquella, cabalgando a lomos de
“Tilo nidos”
El
sacrificio de una doncella entre trompetas y festines, las consultas al dios
Mon. Tu ingenuidad solo eso pudo ser,
pero la salvaste.
Que
sorpresa cuando encontraste tus perlas, esas que te dieron las Nereidas, sí,
continuaban contigo, solo fue un sueño.
En
la ciudad de Atimon te esperaba una gran aventura, un secreto, los orígenes de
aquella civilización de amazonas. Mujeres, tu historia las creo libres e
independientes.
Fueron
pasando los días y las aventuras se sucedieron, una tras otra, como los monos
“Dimba” o el “trágico Suceso”,
también el amor por Atarau.
Y
aquellas “Huellas” sobre las rocas, el dolor de la marcha de Atarau.
Quizá,
fue un momento en el que todos los que seguíamos tus aventuras nos olvidamos de
que tú solo eras eso, “Pichin” tu
perdida fue la nuestra, y vagando entre zonas ocultas fuiste desgranando una
aventura tras otra, tu dolor también fue el nuestro.
Hoy
estás de regreso, tu retorno a esta realidad solo lo pueden entender “Las Nereidas” ya que fueron ellas las que te
trasmitieron el don de poder contarnos tus mágicas historias y poder formar
parte de ellas. Hoy, vuelves a ser un gracioso tomate. Pichín el Tomate
Parlanchín.
De
Ato Togo a
Don Francisco
Ponce, “Paco”
Es un privilegio para mí el haberte conocido.
Eres como el trébol de cuatro hojas, difícil de encontrar, pero que cuando lo encuentras te trae suerte, esa suerte que yo te deseo
cuando Pichin esté entre nosotros. Gracias por tu amistad
De la Safor
Dibujo de don Francisco Ponce