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Ayer, acariciada por espumosas olas de pasión
susurraste
en mi oído,
Mujer,
extiende tus brazos y toca mi piel.
Yo,
acurrucada más allá de mi ser, musité lentamente.
No, amor, no quiero tocar tu piel,
quiero
seducirte, excitar tu imaginación
hasta
fundirme en tus lágrimas,
vestirme
con el manto de tus brazos,
estremecer
tu cuerpo,
sentir
tu virilidad desgarrando mi ser
y cómo
tu aliento bombea furiosamente
buscando dobleces en
mi piel,
excitar
tu imaginación
y ensortijar
mi pelo junto a las perladas
gotas
de rocío de tu amanecer.
Lo
ves, amor, no quiero tocar tu piel.
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