lunes, 25 de abril de 2011
"¡Es tan breve la vida para tan larga muerte!" De Fernando de Villena
martes, 12 de abril de 2011
"Para la libertad, sangro, lucho, pervivo..." Miguel Hernández
Me vi en el vientre de mi madre nadando en mil recónditas memorias. Oí su voz, de una forma extraña, sin entender su lenguaje. Yo era apenas una célula que se iba multiplicando, un elemento vivo, formando parte del universo, de la creación, un pequeño átomo que se expandía, como una galaxia en el firmamento. Con el paso de los días, mis formas cambiaban rápidamente. No tardé mucho tiempo en sentirme a gusto en aquel claustro materno, en reconocer y entender su voz, alegre, dulce y melodiosa, me sentía querida moviéndome en las tibias aguas que me acariciaban y mecían, mientras oía los latidos de su corazón, dos corazones fuertemente entrelazados, acoplándose con el mismo ritmo ¿Cuántas veces? Ya ni las recuerdo, no se el tiempo que estuve ausente. Dicen que nacemos y morimos solos. Mis partidas siempre fueron dolorosas, sí, algunas veces en soledad, otras amarrándome a manos amigas, mirándoles a los ojos, reconfortando el dolor de sus miradas perdidas. Ah, pero mis regresos siempre fueron felices, unos ojos alegres y unos brazos fuertes en los que mi desvalido ser se sentía protegido. Mis idas y mis venidas, nunca fueron traumáticas pero todo llega a su fin, ¿acaso hoy he llegado a la perfección? No, solo estoy cansada de guerras, injusticias, de tan pocas risas y de tanto llanto. Hoy quiero regresar para siempre y formar parte de las luces del universo.
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